Tuesday, July 24, 2012

Oswaldo Payá y Harold Cepero


Por Lincoln Diaz-Balart

           Los Castro han vuelto a asesinar, algo muy natural para ellos. En realidad, nunca han dejado de asesinar durante los 53 años que han estado en el poder absoluto en la triste y esclavizada isla de Cuba.
            Esta vez, tras asesinar a los presos políticos Orlando Zapata y Wilmar Villar y la líder de las supremamente-admiradas Damas de Blanco, Laura Pollán, han asesinado al también admirado líder opositor Oswaldo Payá Sardiñas y al dirigente de la Juventud del Movimiento Cristiano de Liberación, Harold Cepero.
            Yo tuve el privilegio de conocer personalmente a Oswaldo Payá cuando él visitó Estados Unidos tras haber recibido el Premio Sakarov del Parlamento Europeo. El patriota y amigo Orlando Gutiérrez lo acompañó a mi oficina en Miami, donde esperábamos para conversar con Payá, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart, Enrique Ros, Ana Carbonell y yo.
            Discrepamos, siempre con respeto, sobre algo que le dijimos personalmente en ese momento, que el “Proyecto Varela” no hacía un llamado explícito de la necesidad de la legalización de todos los partidos políticos en la apertura democrática que todos los que nos oponemos a la tiranía buscamos para Cuba. Más tarde, en su incesante trabajo por Cuba libre, Oswaldo Payá aclaró ese tema. Era un verdadero demócrata y un patriota que amaba a Cuba.
            Oswaldo Payá era el líder indiscutible de un movimiento político de gran importancia. Él iba a ser, sin duda alguna, una voz de gran relieve en la Parlamento de la Cuba libre que se acerca. Su asesinato por la tiranía, con tácticas típicamente estalinistas, constituye un monstruoso crimen contra el pueblo cubano, un crimen que no prescribirá. Tanto los que ordenaron el crimen como los que lo ejecutaron, tendrán que enfrentar la justicia cuando exista el Estado de Derecho en Cuba por el que luchó y murió Oswaldo Payá.
            Oswaldo Payá tuvo la extraordinaria gentileza de enviarme una sensible carta de condolencia con motivo de la muerte de mi padre, Rafael Diaz-Balart, en 2005.
            En estos momentos de luto para toda Cuba, yo le envío mi más sincero y sentido pésame a su viuda, Ofelia Acevedo, a sus hijos, Oswaldo José, Rosa María, y Reinaldo Isaías, y a toda la familia de Oswaldo Payá, como también a la familia del patriota Harold Cepero. Que descansen sus almas en paz. Cuba siempre los recordará con profunda devoción y admiración.

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