Friday, November 29, 2013

Señales de inmovilismo y retroceso


Por Normando Hernández

Los hermanos Castro continúan riéndose del mundo. En estos días Cuba fue electa como miembro del desprestigiado Consejo de Derechos Humanos de la ONU mientras que en la isla las  violaciones a los derechos inalienables de las personas están en el orden del día.

Para que se tenga una idea, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (ONG ilegal dentro de Cuba, pero permitida por el régimen cubano) en su informe para el mes de octubre constató “al menos 909 detenciones por motivos políticos, una de las cifras más altas para un mes en las dos últimas décadas”. http://iclep.org/wp-content/uploads/2013/11/Informe-octubre2013-ccdhrn.pdf

Por otro lado, a las Damas de Blanco de la provincia de Matanzas durante 20 semanas consecutivas, cada domingo, las dejan en parajes solitarios, las arrestan, las golpean y le hacen actos de repudio frente a sus viviendas ya sea para impedirles participen en misa dominical o después de la misa https://twitter.com/ivanlibre. Lo mismo hacen a las Damas de Blanco de Villa Clara y, también, a las de Santiago de Cuba. De todas las regiones de la isla se reciben a diario denuncias y testimonios de violaciones a los inalienables derechos de los cubanos.

Sin embargo, estos hechos no son tenidos en cuenta por los simpatizantes de los hermanos Castro  ni por muchos de los medios de prensa internacionales que resaltan más los supuestos “cambios”  del totalitarismo caribeño que sus atrocidades.

Uno de los “cambios” que ha sido aplaudido hasta la saciedad es el de haberle otorgado a los cubanos el derecho que tenían conculcado de poder viajar al exterior y de regresar al país. Pero de lo que si no se habla o se habla muy poco es de la política selectiva del régimen de la isla a la hora de entregar el pasaporte a los que desean viajar.

Digo política selectiva porque a ninguno de los “ex presos” de la Primavera Negra que fueron desterrados en el 2010 se les permite entrar a Cuba. A los “ex presos” que no aceptaron el destierro como condición de libertad tampoco se les permite salir de Cuba.

El caso más reciente es el del Dr. Oscar Elías Biscet, que fue invitado por el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama a la ceremonia de premiación de la Medalla Presidencial de la Libertad que conmemoró, este año, su  50 aniversario y que entre los premiados se encuentra el trompetista cubano Arturo Sandoval. Pero el régimen de la isla  no permite al Dr. Biscet salir al extranjero. “El gobierno todavía me considera preso” Expresó vía telefónica el Dr. Oscar Elías Biscet.

Es bueno señalar que la Medalla Presidencial de la Libertad es el más alto honor civil que se entrega en Estados Unidos a personas que hacen contribuciones meritorias a la seguridad o a los intereses nacionales, a la cultura y a la paz mundial o por sus esfuerzos personales en la esfera pública o privada.
La Medalla Presidencial de la Libertad fue entregada a un cubano por primera vez, en el 2007, por el presidente George W. Bush al Dr. Oscar Elías Biscet, cuando este se  encontraba cumpliendo una sanción de 25 años de cárcel tras ser víctima de la conocida Primavera Negra de Cuba y liberado bajo licencia extrapenal en el 2011 como parte de las negociaciones entre el régimen de la Habana con el gobierno de España y la Iglesia Católica de Cuba.

Mientras los tontos útiles del mundo aplauden en el circo de los hermanos Castro, la silla del Dr. Biscet permanecerá desocupada en cuanto fórum internacional sea invitado. Imágenes como esta no son señales de cambio, sino de inmovilismo y retroceso. 

Monday, November 25, 2013

Esperanzas y Peligros


Por Orlando Fondevila

Se ha entendido y dicho por muchos y de variadas maneras, que el odioso régimen castrista se apresta, confuso y trastabillante, hacia una curiosa metamorfosis que solo atañería a su piel. Es decir, limpiar algunas escamas, darle algún brillo a base de cremas vulgares a la piel (lo externo o aparente) mientras las entrañas se conservarían iguales. El “cambio” fraudulento es, sin duda, la estrategia diseñada por la tiranía, aun cuando el diseño se presente desdibujado. Lo único que tienen claro los amos de esa finca en que han convertido a Cuba, es que no están dispuestos a perder el poder y sus privilegios. Si miran hacia adentro, los gerifaltes del régimen lo hacen con temor. Se percatan de que la mentira, la represión y el control totalitario, que pudo ser eficaz hasta tiempos recientes, ya no lo es. Nada queda prácticamente de aquel fervor colectivo en que consiguieron un adormilamiento cívico generalizado y una generalizada actitud acrítica y resignada en la sociedad. Hoy contemplan, con un frio inédito recorriéndoles la columna vertebral, cómo se resquebraja a pasos agigantados su viejo poder. No el poder fáctico y brutal del que todavía pueden hacer gala, sino el poder sobre las conciencias que cada vez se tornan más indóciles. Saben que cada vez son menos quienes les creen y quienes les quieren. Y lo que más les aterra, quienes les obedecen. Algo, se dicen nerviosos, hay que hacer. Pero ¿qué?

Si miran hacia fuera, después un repaso nostálgico, que les corroe el alma, por los tiempos idos a partir de la desaparición de aquel Muro y del mundo que tras él se cobijaba, y después del bálsamo que recibirían del chavismo y sus colaterales mindundis en América Latina (ahora también en la cuerda floja) se dan cuenta de que no les queda otra que aferrarse a China, Rusia y algún otro, al tiempo que se afanan en encontrar la fórmula adecuada para que Estados Unidos les tienda la mano. Por mucho tiempo se ha especulado por analistas que Raúl Castro y algunos otros supuestos “reformistas” dentro del régimen habrían estado inclinados a implantar el llamado “modelo chino”. Sin embargo, nada indica que este sea el camino. Les deslumbra el vigor económico del gigante asiático, pero la libertad económica que supone es demasiado para su regusto por el control totalitario de la sociedad. De la vía rusa les agrada la piñata que armaron los ex –camaradas, pero hacen ascos a “tantas libertades civiles”, aun cuando la sociedad rusa continúe bajo la adusta mirada del siempre KGB Putin. No, definitivamente los viejos tiranos cubanos y su pandilla, aspiran a un “modelo castrista” con algunos retoques menores. Su gran sueño y su gran empeño es la anulación del exilio militante y, a partir de ahí, agenciarse la ayuda norteamericana. Hacen sus cuentas y arriban a la conclusión de que cierto cansancio del tema cubano y su dilución en medio de las complejidades del mundo actual obran en favor de los intereses del régimen. Hasta Obama, parece que armado de extraños vidrios de aumento, dice ver “cambios” en Cuba, y se dispone a ser “imaginativo” (¿colaborar más?) con Cuba (¿con Cuba o con la tiranía?).

Como podrá apreciarse, la tiranía juega con varias cartas, todas marcadas. Sin olvidar el palo y el cerrojo para quienes realmente se le opongan. Y, por supuesto, cuentan con fomentar “autonomistas” de nuevo cuño, mercaderes sin escrúpulos y ventajistas de toda ralea. El Estado castrista está en bancarrota, es cierto, pero cuentan con muchos recursos, mañas y cómplices. El panorama es indudablemente complicado. El futuro de Cuba se mueve entre esperanzas y peligros. Estamos justamente en el minuto en que se decide si por fin alcanzamos la libertad y reconstruimos la patria, o si por muchos años permanece la tiranía enquistada en lo esencial. Dicho de otra manera, o el pueblo se hace con la sociedad, o continúan mangoneando los mismos, aunque no usen barbas y se vistan de guayabera, y acepten repartirse el botín (la patria) con inescrupulosos mercaderes.

Hay, insistimos, esperanzas y peligros. La esperanza se funda, por encima de todo, en el coraje, la inteligencia y el patriotismo de que seamos capaces. En no desistir nunca. En tener ideas y programas claros y saber llevarlos al pueblo. En no aceptar otra cosa que no sea la libertad plena, la democracia y el Estado de Derecho.


Monday, November 18, 2013

LA POLÍTICA Y LOS POLÍTICOS EN EL PROGRAMA DE LA ROSA BLANCA


Por Orlando Fondevila


Un asunto medular en el ideario de La Rosa Blanca (y por ende en su Programa) es el del papel de los Partidos Políticos en la nueva República democrática que viene asomándose, y que vamos a conseguir. Debe rescatarse y revalorarse la dignidad y la importancia absoluta que tienen la Política, los políticos y los partidos políticos. En la etapa de la Primera República, cancelada radicalmente en 1959, asistimos a una permanente descalificación de la política y de los políticos, que alcanzó dimensiones exageradas y generalizadas. Semejante fallo cívico tuvo mucho que ver con la caída de la República y la toma del poder por la tiranía que hasta hoy padecemos. No es cierta la leyenda negra que ha cuajado en la conciencia popular, de que toda la política en la Primera República fuera sucia y todos los políticos unos corruptos. La República tuvo sus luces y sus sombras, pero en el balance, que es lo que importa finalmente, como nos recuerda Rafael Díaz –Balart citando a Maimónides (uno de sus autores de cabecera) fue sin duda favorable. El balance de lo conseguido en la República en medio siglo de existencia fue altamente positivo. Y ese balance positivo no hubiera sido posible con unos políticos corruptos y desleales y con una política sucia. Claro que hubo corruptelas y deslealtades, más, repito, el balance fue beneficioso. Lo que sí ha sido sucio, desleal, corrupto y devastador ha sido la anti-política, es decir, la tiranía. Y es que donde no hay políticos y política, hay tiranía, dictadura, despotismo.

La Rosa Blanca, por tanto, pondera definitivamente el valor de la política, de los políticos y, por supuesto, el de los partidos políticos para el imperio de la genuina democracia, de la libertad y del Estado de Derecho. Así queda subrayado en su Programa, y explicado con más detalle en los discursos y ensayos de Rafael Díaz- Balart. Enfatiza Rafael que “en toda democracia, las instituciones más importantes, más necesarias, y verdaderamente indispensables, requisito sine qua non del sistema, son los partidos políticos”. Apuntaba que los partidos políticos tienen tres funciones, a saber, la confección de un programa de gobierno para ser presentado al electorado; el cumplimiento de dicho programa si obtiene la victoria electoral, bien en solitario o en coalición con otros partidos, y muy importante, preparar los relevos de liderazgo dentro de cada generación y en las nuevas generaciones, con el fin de evitar los caudillismos que tan perniciosos han sido en la historia política de Latinoamérica. “Aspiramos (recoge el Programa) a que nuestra Segunda República sea una República de instituciones y no de personalismos, por eso hemos incluido en este Programa la propuesta del término presidencial de 5 años y la prohibición definitiva de reelección”.

En el cambio real de la sociedad actual que vamos a conseguir los demócratas cubanos, el primer indicador de ese cambio será la legalización de todos los partidos políticos, cada uno con sus propuestas. Los ciudadanos decidirán libre y periódicamente quienes serán sus líderes y de qué manera desean que se organice y evolucione la sociedad en la que viven.

La Cuba que vamos a reconstruir, la Segunda República que conseguiremos será infinitamente superior que la Primera República, porque tendremos en cuenta sus aciertos y errores. No será perfecta, porque la perfección no existe en las cosas humanas, pero perfectible. Y con toda seguridad barrerá con todo vestigio de la tiranía que nos ha asolado, sentando las bases para que nunca más pueda acontecer nada similar en el futuro.

Thursday, November 14, 2013

La Defensa de la Soberanía y la Soberanía de la Defensa



 Por Lincoln Diaz-Balart


El Programa de La Rosa Blanca para la edificación de la Cuba que se acerca, se caracteriza por lo que Rafael Díaz-Balart llamaba ideas-fuerza. Se trata de los principios fundamentales que iluminan la Cuba que queremos, aquella que José Martí conceptuara como la República “con todos y para el bien de todos”. Una de esas ideas-fuerza es la de “la defensa de la soberanía y la soberanía de la defensa”. No es un trabalenguas, es un concepto que expresa lo más alto del patriotismo y que, al mismo tiempo, es una respuesta consecuente y sensata ante las complejas y peligrosas realidades del mundo en que vivimos y la geografía en que habitamos. Sin duda, uno de los temas que deberá ser discutido a fondo durante la transición democrática y en el proceso de la creación de la nueva Constitución, será el de la defensa de la nación.

Nosotros creemos que Cuba, como nación soberana, debe estar preparada para defender esa soberanía, e igualmente tiene que lograr que esa defensa dependa de sí misma. Como señaló Rafael, “Nosotros tenemos que ser respetuosos y cordiales con todos, pero, por ejemplo, el terrorismo y el narcotráfico siempre nos acecharán, y deberán saber que si trataran de agredir a Cuba libre, los destruiremos. Por eso propugnamos unas fuerzas armadas no hipertróficas ni proclives a aventuras internacionalistas, pero sí profesionales, vigorosas, democráticas, eficaces y móviles”.

Por supuesto que estas ideas se encuentran justamente en las antípodas de lo que ha sido la práctica de la tiranía por más de medio siglo. El “loco endemoniado”, en los primeros momentos de su arribo al poder, empleó un discurso tramposo - como todo en él – para camelar a la opinión pública: “convertir los cuarteles en escuelas”. Muy pronto convertiría todo el país en un cuartel. Militarizaría a toda la sociedad a través del servicio militar obligatorio y con la creación de fuerzas paramilitares (las milicias), que tendrían en realidad un carácter semi-obligatorio. Todo ello en virtud de la grotesca combinación de un ego enfermizo por un lado, y una miserable sumisión y entrega a una potencia extranjera. De esta manera, las fuerzas armadas de la tiranía tendrían como objetivo, y así ocurrió, el de participar en trágicas y sangrientas contiendas bélicas extranjeras, cumpliendo con una doble finalidad: satisfacer las demenciales ínfulas de grandeza del tirano y, al mismo tiempo, cumplir con las órdenes del verdadero amo de la soberanía nacional, de quien realmente mandaba porque era quien costeaba el error y el horror: la Unión Soviética. Aledañamente, las sobredimensionadas fuerzas armadas del Castrismo (incluidas las milicias), bajo las órdenes exclusivas del tirano y sin control democrático alguno, actuaron y actúan como un mecanismo de amedrentamiento de la población.


El Programa de La Rosa Blanca es definitorio: “La Cuba libre deberá poseer unas fuerzas armadas profesionales y operativas, tecnológicamente avanzadas, respetuosas del sistema democrático y garantes de la integridad de nuestro territorio, sobre todo preparadas para enfrentar los posibles peligros del terrorismo y del narcotráfico internacional. La base de nuestras fuerzas armadas ha de descansar en su superioridad tecnológica, base a su vez de la industrialización de tecnología punta que propugnamos (incentivos fiscales y de toda índole posible para la instalación y desarrollo de industrias de este tipo y fomento y respaldo especial a la investigación y desarrollo tecnológicos).” Y finalmente, aclara que “somos contrarios al servicio militar obligatorio, ya que creemos que la educación de nuestras jóvenes generaciones ha de ser tarea de la familia y de la escuela, no de los cuarteles”.

Friday, November 8, 2013

Cuba sin 3D, ¿legal?

Por Cesar Menendez Pryce


La prohibición por parte del gobierno de Cuba de las salas de proyección de cine particulares tiene una lógica nada acorde con la política permisiva mantenida por el régimen en los últimos dos años. La justificación dada por el gobierno  de que estas  salas eran ilegales y violaban los preceptos culturales de la revolución no convence a las personas que han visto cómo esa revolución ideológica castrista se trasviste en el sistema medieval en que ha deparado las transformaciones de Raúl Castro.

Si el régimen de la isla pretende organizar el tremendo desbarajuste económico, político y social de Cuba, tendrá que paralizar la mayoría de las medidas tomadas en los últimos años y comenzar de nuevo las transformaciones, dotándolas de una base jurídica clara y transparente para todos los sujetos de la sociedad.  El gobierno de los Castro debería empezar por definir el marco político, económico y cultural de la sociedad que desea construir.  Debería definir en qué consiste el socialismo del siglo XXI y de esa forma el pueblo podría saber hacia donde va y qué esperar del futuro bajo tales condiciones.

Sería importante definir qué es legal en Cuba para así entender la justicia de los Castro. ¿Es legal que un cubano gane 20 dólares al mes, es legal  que los cubanos paguen sus compras con una moneda que no ganan en sus trabajos, es legal que los cubanos no puedan elegir directamente a su presidente, es legal que legislen y se deroguen leyes sin el visto bueno del pueblo, es legal que un pasaporte cubano cueste 400 dólares, el legal que te organicen actos de repudio por tener  ideas contrarias al gobierno, es legal ir preso por pensar diferente, es legal que los altos cargos del gobierno y sus familiares concentren en sus manos la grandes empresas de Cuba y los cubanos no sepamos cuánto facturan y qué se hace con ese dinero. Es legal que no haya libertad de opinión ni prensa libre.  Es legal estar en el poder por más de 54 años?

El estado actual de las cosas tiene su origen en las maniobras del gobierno cubano destinadas a dar la impresión de hacer aperturas y cambios  para, en realidad, no hacer nada. Pero  la espontaneidad popular ha ido ocupando las parcelas abandonadas tácticamente por el régimen. En este juego de hacer sin hacer,  el pueblo ha decidido emprender acciones para satisfacer  su presente, tantas veces pospuesto por el régimen con aquello del “eterno sacrificio de hoy en aras del  futuro luminoso”. Los cubanos se han dado cuenta  de que hoy existe, fuera de Cuba, una época diferente  que han ido introduciendo dentro de la isla  en maletas, películas, ropas, libros, olores, celulares, Internet , música,  y sentimientos para hacerla suya.

Los cubanos han visto que el mundo es en tres dimensiones, es digital, y con sonido envolvente. Han descubierto que en la actualidad  se puede ver más allá del primer plano,  seguir con asombro un objeto que emerge del profundo infinito hasta invadir prácticamente nuestro espacio. Los cubanos han percibido  los sonidos  aquí y allá, revoloteando en increíbles  siluetas  y han hallado  la libertad de la imagen y el sonido, ese espacio donde todos los colores, todos los objetos y todos los ruidos cuentan.

Al parecer el gobierno abrió las verjas de la gran cárcel nacional para  que los cubanos salieran en masas  y evitar así el temido amotinamiento,  pero los cubanos decidieron  quedarse y transformar su propio país  llevando a cada rincón de la isla la anárquica voz del  desarrollo. Y es cierto que muchos salieron llenos de ansias y curiosidad, pero regresaron cargados de vida y con un proyecto transformador.  Muchos pensaron que, por primera vez en años,  tenían el derecho y la autonomía para transformar sus vidas, libres del aparato estatal.

Sin embargo, ahora el gobierno quiere decirle a los cubanos que el mundo es analógico y que el sonido es estéreo. Castro pretende reimplantar un primer plano que opaque todo lo demás y vuelve a llamar cultura a la censura,  y aupa el obscurantismo,  el gusto manipulado,  la implantación de ideas y el adoctrinamiento.

Los Castro, para estar en su hábitat, prefieren el descontento y la desazón,  el clandestinaje, la doble moral, las trincheras  contra nadie,  las barricadas contra el pueblo, necesitan del imperialismo y la CIA para así seguir por los siglos de los siglos, en el poder.