Tuesday, May 6, 2014

Ni rendirse ni cansarse, en memoria de Rafael Diaz-Balart




Por Orlando Fondevila

Se observan últimamente señales nada positivas en la situación cubana. Una primera impresión pudiera llevarnos a la conclusión de que el cáncer cubano pudiera, como ocurre con muchas enfermedades sin cura, haberse cronificado. La estrategia de la tiranía, que no es otra que la de vender humo, parece que ha sido comprada por muchos. La Unión Europea, con el Gobierno de España de proa, se halla francamente en el camino de dulcificar sus relaciones con la tiranía y dejar para después, como afirmaron sus negociadores en su reciente viaje a La Habana, el tema de los derechos humanos.América Latina, incluso los países en los que está establecida una democracia más o menos aceptable, se inclina abiertamente por la conciliación con el régimen cubano, por su aceptación como un igual. O al menos con algo con lo que se puede convivir. Sobre todo al que reconocen que está cambiando. La tiranía juega con estas cartas, al tiempo que continúa intensificando sus apuestas con China y con Rusia. Y claro, con Venezuela y con Brasil. En Estados Unidos, a las flexibilizaciones de la actual Administración, habría que unir la campaña de “ablandamiento” de la opinión pública con la existencia de organizaciones que trabajan sin descanso en pos de la normalización de relaciones, apoyadas por instituciones académicas y por personajes que no son más que agentes de influencia. Así, con frecuencia nos machacan con fabricadas encuestas que demostrarían que los norteamericanos, e incluso los cubanos exiliados, estarían cada vez más inclinados al acercamiento y algún tipo de componenda.

Por otro lado, si revisamos cuidadosamente la prensa internacional, veremos que cada vez se trata menos el asunto cubano, y cuando se hace es para magnificar lossupuestos “cambios” que están teniendo lugar bajo el raulato. Nada importa que los gerifaltes del régimen no pierdan ocasión para dejar bien claro que nada sustancial cambiará. Y más, que los hechos de todos los días nos indiquen que lo único que hacen es transitar de una a otra jugarreta. Y siempre, bajo la manga, siempre disponible la carta de la represión y del crimen.

Es verdad que tanto dentro de Cuba como en el exilio, no faltan patriotas que luchan como pueden, y que persisten. Pero, también es cierto, que se aprecia cierto cansancio y abandono en algunos, por no hablar de la desidia de tantos. Ante esta situación sin duda favorable a las estrategias de la tiranía, conviene recordar que nunca en estos 55 años lo han tenido fácil los luchadores por la libertad. Y hoy, 6 de mayo, en que recordamos la desaparición de Rafael Díaz-Balart en 2005, el fundador de La Rosa Blanca el 28 de enero de 1959, debamos recordarlo enarbolando su férrea voluntad y su fe en la victoria, aún en las más complejas y comprometidas circunstancias. Por muy embrollada y dificultosa que nos pueda parecer hoy la situación de la lucha frente a la tiranía, no lo es más que lo que era en aquel primer mes de la llegada al poder de los Castro. Entonces Rafael no se desanimó, prácticamente solo ante la borrachera de aplausos que saludaba a la naciente tiranía. Y dedicó toda su vida y su inteligencia a trabajar para la libertad y la prosperidad de su patria. Nos dejó así un legado de lucha, de persistencia infatigable, y un Programael de La Rosa Blanca, para la reconstrucción de Cuba en libertad. En memoria de Rafael y de los muchos cubanos que han dedicado sus vidas al ideal supremo de una Cuba libre, los que estamos hoy aquí, dentro de Cuba o en el exilio, no podemos ni cansarnos, no rendirnos. La tiranía no es eterna y es más débil hoy que lo que lo ha sido nunca. Y va a ser derrotada si no nos cansamos ni rendimos.

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