Thursday, January 1, 2015

Discurso de Yoaxis Marcheco para la celebración de “Unidos por los Derechos Humanos”



Discurso de la misionera bautista Yoaxis Marcheco Suárez para la celebración de “Unidos por los Derechos Humanos” de los 66 años de proclamada la Declaración Universal de los Derechos humanos.

Ante todo mi más cordial y respetuoso saludo para la audiencia aquí reunida hoy para reafirmar la dignidad y el valor del ser humano y los derechos de todos los hombres y mujeres para ejercer la libertad de pensamiento, de expresión y de religión.


El respeto a los Derechos Humanos expresos en los treinta artículos de la Declaración Universal, así como su promoción y concientización, son la clave para enrumbar a la necesitada Cuba y constituyen por ello el motivo de la inspiración para el trabajo que como misionera allí realizo, en medio de un contexto difícil.


El  régimen de mi país se ufana entre otras cosas, de brindar una educación gratuita y alardea de los altos niveles culturales a los que la “Revolución”, según ellos,  ha elevado a los cubanos,  pero lo cierto es que todo el Sistema Nacional de educación está diseñado para sembrar en las nuevas generaciones de cubanos y cubanas individuos que respondan ciegamente a sus mandatos. Los programas de enseñanza están altamente politizados y manipulados, desde las edades más tempranas los educandos son programados para no disentir de lo establecido por el sistema. En Cuba puede fallar cualquier cosa, ya sea el alimento para el pueblo, o los medicamentos en las farmacias, pero las campañas de adoctrinamiento ideológico son priorizadas.


La calidad de la educación de una nación, se ve en la calidad del comportamiento de su pueblo, en la salud espiritual de su sociedad, en los buenos modales y en la práctica de las mejores costumbres. Un pueblo bien educado se ha de mostrar civilizado, respetuoso de las diferencias y de la diversidad, aun en el plano político o ideológico, un pueblo educado sabe reclamar sus derechos (que conoce de antemano), sabe debatir, dialogar y manejar las discrepancias en todos los órdenes, eso se llama democracia. Un pueblo educado se ha de mostrar libre y la libertad consiste en no agredir las fronteras que circundan la individualidad y la libertad ajenas. Es esto lo que me propongo a continuar promoviendo desde mi posición.


Un sistema de educación libre, despojado de todo discurso político e imparcial, sería más beneficioso. El pueblo de Cuba necesita conocer más sobre la Constitución de la "República" y sobre la declaración de los Derechos Humanos, aprender a convivir con las diferencias, liberar sus calles, sus escuelas, sus universidades. Es esto lo que intento diseminar en Cuba a fin de crear más conciencia sobre los derechos humanos; no es fácil, reitero, realizar esta labor en medio de un sistema que reprime nuestro derecho a disentir, pero eso hago y haré, educar a quienes me circundan ya que estoy convencida como sé lo está el resto de la delegación que me acompaña, de que la educación es la clave para crear las condiciones para un mejor cambio.

Mi mayor deseo hoy en que celebramos el 66 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es que mi pueblo se sature de ellos, se eduque en ellos y se transforme en una sociedad fuerte, empoderada, verdaderamente libre. Con mi trabajo seguiré influenciando para que así sea. Gracias.

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